Durante años creí que observar mis sombras era el único camino hacia la sanación. Pero fue al detenerme a mirar también mis luces, esas pequeñas memorias positivas de mi infancia, que comencé a ver aspectos de mí que antes estaban cubiertos por capas de juicio y autoexigencia.
Y ahí ocurrió una gran revelación:
Cuando vivimos desde lo negativo, la mente se enfoca solo en lo que falta, lo que duele o lo que “hay que corregir”. Así, nos quedamos atrapadas en el rol de víctimas, anulando completamente nuestro poder creador.
Ese fue el clic que necesitaba. Una nueva dirección. Una brújula interna que comenzó a girar hacia un nuevo enfoque: la observación sin juicio.
✍️ Un ejercicio para comenzar a mirarte con amor
Hoy quiero invitarte a hacer un pequeño ejercicio conmigo:
- Toma lápiz y papel.
- Dibuja dos columnas: una se llamará “Luces” (aspectos positivos) y la otra “Sombras” (aspectos negativos).
- Escribe todo lo que observes en ti, sin juzgarte. Solo observa y anota.
Y ahora, pregúntate:
¿Cuál columna llenaste más?
¿Hacia dónde estás dirigiendo tu mirada interna?
Si notas que tu atención está enfocada en los aspectos negativos, no te castigues. A veces, eso que ves como una debilidad es en realidad una fortaleza esperando ser reconocida.
Durante mucho tiempo creí que mi capacidad soñadora era una locura. La anoté en mi lista de “defectos”. Pero un día entendí que no había nada malo en soñar. Esa creatividad era una semilla poderosa, solo necesitaba dirección y tierra fértil para crecer.
💫 El cambio y sus heridas
Por años creí que todo era fijo y que cambiar era peligroso. Cada vez que algo se transformaba en mi vida, aparecían las burlas, la comparación, el bullying… Y me escondía. Me silenciaba.
Aprendí a pasar desapercibida para protegerme.
Pero un día me hice una pregunta clave:
¿Cómo puede alguien compartir su luz desde la sombra?
Así comencé a recuperar mi voz. A expresar mi opinión. A reconectar con mi poder personal.
No fue un proceso rápido. Fue paso a paso, con miedo, pero avanzando a mi propio ritmo.
🌸 La niña interior: una guía silenciosa
En ese camino volví a conectar con una parte de mí que llamé Violeta.
Le puse ese nombre porque, de niña, amaba esas flores. Las contemplaba, las olía, y me traían paz.
Nunca fui buena hablando de lo que sentía. Pero escribir se volvió mi refugio. El papel no me juzgaba por mi letra ni por lo que decía. Era un espacio seguro para sentir, fluir y resignificar lo vivido.
Hoy, desde ese lugar íntimo, quiero compartir contigo una carta que le escribí a Violeta. Una parte de mí que esperó, con amor y paciencia, hasta que estuviera lista para volver a ella.
💌 Carta a Violeta
Querida Violeta,
Observo la forma en que solías mirar el mundo…
Tenías esa genialidad única de ver formas en todo.
Jugabas con las nubes como si fueran lienzos en movimiento.
Escuchabas mensajes en el viento y creías —sin dudarlo— que todo lo creado era un escenario dispuesto para que tú lo habitaras con gozo, asombro y juego.
Hoy, como tantas otras veces, te he visto.
Observas todo desde un ángulo más elevado, como si tu alma supiera secretos que mi mente olvidó.
Y hoy quiero decirte: gracias.
Gracias por enseñarme a pedir ayuda, por mostrarme que no siempre se puede con todo sola.
Gracias por dejar que tu parte sabia se filtre en mis días, devolviéndome la magia de vivir, la alegría de experimentar, y esa capacidad tuya —tan natural— de maravillarte con lo simple.
Gracias por aparecer cuando más lo necesito.
Por ayudarme a reconectar con mi poder personal.
Por recordarme que vivir no es correr, ni lograr, ni resistir…
Vivir es estar presente. Es habitar cada emoción, incluso las que duelen.
Hoy solo quiero agradecerte…
Por esperarme detrás del telón durante más de veinticinco años.
Por dejarme actuar. Por sostenerme desde las sombras.
Tuviste paciencia. Esperaste sin reproche. Sabías que un día volvería a buscarte.
Escribo estas palabras con el corazón abierto, porque sí…
Fui egoísta. Me creé un personaje y lo puse en el centro del escenario.
Y a ti —la verdadera protagonista— te relegué a ser la antagonista, la voz silenciada, la espectadora oculta.
Me viste caer una y otra vez.
Tú tenías las respuestas, y aun así fuiste compasiva.
Me hablaste en sueños, me susurraste verdades… sin urgencia.
Tu amor fue generoso. No me sacaste del escenario.
Solo esperaste.
Esperaste a que me cansara de sobrevivir.
Y cuando decidí volver a ti…
Había tantas máscaras, tantos personajes…
Me tomó años reconocerte.
Pero aquí estás.
Con tu energía luminosa.
Con esa dulzura intacta.
Con tu mirada amorosa y tu sonrisa serena.
Esperándome… porque tú siempre supiste:
Estamos aquí para vivir, para ser, para recordar.
Gracias por tu amor incondicional.
Gracias por tu paciencia y tu luz.
Hoy quiero decirte que te necesito de vuelta.
Como la protagonista que siempre debiste ser.
Quiero verte irradiar sin esfuerzo, sin permiso… simplemente siendo tú.
Gracias por filtrarte en mi vida.
Gracias por decidir quedarte.
Hoy, te elijo.
Te amo.
Y quiero caminar este camino juntas.
🔥 El protagonismo de tu vida es tuyo
¿Cuántas veces dejamos el timón de nuestra vida en manos del “destino”?
Como si no tuviéramos nada que ver con lo que ocurre…
Pero la verdad es que sí estamos construyendo nuestra realidad con cada decisión, pensamiento y acción.
Cuando eliges observarte con honestidad, cuando cambias el foco y comienzas a accionar desde el amor propio, todo cambia.
Yo pasé años sobreviviendo, escondida de mis propios miedos.
Pero fue ese mismo miedo el que me empujó a salir de la burbuja.
A observar. A conocerme. A transformarme.
Y te aseguro: vivir ligera de equipaje se siente diferente. Se vive mejor.
🌱 No postergues conocerte
Conocerte es la mayor inversión que puedes hacer por ti.
No lo dejes para después.
Eres tú quien vive tu vida cada día.
Y mereces hacerlo con más presencia, más calma, más amor.
¿Cuántas cosas has soltado de esa mochila que cargas?
¿Y cuántas más estás lista para soltar?
Si estás en un momento de tu vida en que necesitas acompañamiento, claridad o guía, estaré feliz de caminar contigo. Puedes agendar una llamada conmigo en el siguiente enlace:
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Con amor,
Ingrid B.
Gracias por acompañarme en este viaje de autoconocimiento. En el próximo blog, seguiremos descubriendo a Violeta… y quizás también a partes olvidadas de ti.